Las personas enferman, pero siguen necesitando vivir; maldit@s…
El pasado martes día 22 de febrero, la empresa se reunió con la mayoría del C.I. para tratar como único orden del día los últimos despidos por absentismo habidos en Telefónica. En su versión más terrorífica hizo una exposición detallada de los motivos que la han movido a emprender esta política de despidos, para CGT totalmente indiscriminados.
Las bajas por IT le suponen un insostenible gasto anual de alrededor de 20 millones de euros. Hay que elevar la productividad, y esto pasa por reducir los niveles de absentismo como mínimo al 3%. Retorcidamente y con la complicidad de algún sindicato pretenden hacer cómplice a la plantilla de la judicialización de las y los despedidos, poniendo en duda su honestidad y proclamando la consabida frase de “algo habrán hecho”.
Desde la patronal española hace tiempo que escuchamos que este país está lleno de vividores y pícaros, y las bajas por enfermedad son dudosas o fraudulentas. Eso sí, el empresariado español, y las personas que componen todos los órganos de dirección, son personas honestas, incapaces de cometer fraudes, de desviar dinero a paraísos fiscales, contribuyen a la salida de nuestra crisis, crisis que ha creado la clase trabajadora por su incapacidad de producir de manera eficaz y pensando egoístamente en sus propios intereses.
Estas mezquindades, generadas por los tiburones financieros, ilustran lo que significan para ellos las personas: sólo somos un lastre en su afán enriquecedor.
Pues no, no lo podemos consentir, si de verdad quieren disminuir los niveles de absentismo, existen otras herramientas mucho más eficaces, que no pasan por el despido de una compañera o compañero, entre ellas las articuladas en la Normativa Laboral (art. 249 BIS.1) que se refiere a Incapacidad Transitoria:
“Para conseguir niveles de absentismo razonables se recurrirá a la utilización de medidas preventivas y restauradoras de la salud, de eliminación de accidentes de trabajo y la utilización extensiva de trabajo social.”
La Reforma de septiembre afianza la criminalización laboral de las personas enfermas, elimina la posibilidad de una verdadera conciliación de la vida familiar, basándose exclusivamente en índices de productividad y dejando las manos libres a la inquisidora patronal. No nos equivoquemos, sus errores los quieren convertir en nuestros pecados, haciéndonos participes de su avaricia, en una vorágine que no tiene límites.
LA SALUD DE LA PERSONAS
NO ES NEGOCIABLE,
NO SOMOS MERCANCÍA