1º de mayo

1mMañana se celebra un 1º de mayo que no es como los demás. La última estafa a gran escala, premeditada, coordinada y disfrazada de crisis sistémica, dura ya más de un lustro. Los efectos de los recortes económicos en servicios públicos básicos –sanidad, educación, justicia, medio ambiente…– y en los que garantizan un futuro –investigación, ayuda al desarrollo…– mientras se elevan los impuestos, muestran que va quedando poco por sacrificar.

Todas hemos sido tocadas de alguna forma por esta rebelión de los mercados, esa entelequia, contra las personas reales. Cualquiera de nosotras ha vivido en primera persona o en su pareja, hijo, amiga, vecino… como ha sido reducido su sueldo, flexibilizadas sus condiciones de trabajo y abaratado su despido, en el mejor de los casos, cuando no despedido, desahuciada o algo peor. El número de suicidios por causas relacionadas directamente con el ahogo económico es tan elevado que ya no lo vemos en los medios de comunicación tradicionales.

Las estadísticas abruman: si tomamos la media diaria de ciertos parámetros que enfocan la degeneración de un sistema causante de dramas sociales extensos y profundos, tenemos que durante todos y cada uno de los días en que el estado español salió de la champions de la economía y entró en picado, ha habido dos mil personas paradas más, se han producido doscientos desahucios y… no hay datos fehacientes del número de personas que han encontrado las fuerzas para rendirse.

Hoy todas somos más pobres que al inicio del atraco.

Y tenemos las ‘libertades’ acotadas hasta su pérdida de hecho. ¿Todas? No, porque en algún lugar de sus despachos, yates, mansiones o entre viajes, un grupo de irreductibles malnacidos aplastan ahora y siempre a las de abajo, con más posesiones, con más control, con más poder. Para visualizarlo gráficamente no ha sido superado el ya clásico “nos mean encima y dicen que llueve”.

En Telefónica estamos entre ‘el mejor de los casos’ que mencionamos, y precisamente por eso esta empresa debiera ser una referencia en cuanto al empleo. Liderada por el presidente del Consejo Empresarial para la Competitividad, cuyo objetivo esencial es (literal) recobrar la confianza de los mercados internacionales en la economía española; perteneciendo a un sector puntero, con sanas y provechosas cuentas de resultados –al menos para inversores y alta dirección, que las vacas gordas nunca llegaron más que tangencialmente y con contrapartidas a la plantilla- y con una enorme deuda con la sociedad:

¿A qué espera para crear empleo en la cantidad y con la calidad que necesita la sociedad? ¿Cuándo estará esta empresa o aquel consejo empresarial capacitado para abrir esa puerta, negociando quizá unas quitas de impuestos o una legislación favorable como incentivo? Y por todo ello también las trabajadoras y trabajadores de Telefónica debemos estar este 1º de mayo en la calle reivindicando el empleo de calidad. La indignación natural que nos invade al sufrir las injusticias y las desigualdades debe ser más que un sentimiento y mostrarse públicamente con claridad y contundencia.

Mañana millones de personas expresaremos en todo el mundo nuestro hartazgo y nuestro enfado con el actual sistema criminal, que fomenta el enriquecimiento desmedido de unas pocas personas a costa de la mayoría.

Pero sobre todo debe quedar patente nuestra disposición a luchar sin descanso hasta el fin de este absurdo en que la masa se deja pisotear por la élite.

¡No a la dictadura del poder económico. Por el reparto del trabajo y la riqueza. A cada cual, lo necesario!

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