Tras las recientes elecciones sindicales de abril, y la potenciación del bisindicalismo que han provocado los resultados –dos fuerzas sindicales suman 10 miembros de 13 que forman el Comité Intercentros, en adelante CI– las consecuencias de ese espaldarazo no se han hecho esperar y en la constitución del comité, en la mañana del miércoles, el rodillo sindical ha borrado del reglamento la proporcionalidad que hasta ahora se utilizaba para la distribución de los miembros en las distintas comisiones. Imponen su absolutísima mayoría para vetar al resto de organizaciones en cualquier comisión o grupo de trabajo.
Así, por ejemplo, para la comisión de Fondos Sociales, a la que acuden 6 miembros, y en la que debería participar CGT, han decidido que ya está bien de tanta democracia y a partir de ahora sólo asistirán ellos. Ya sabemos que son especialistas en este asunto, llevan años manejando el gasto de esa abultada partida, a pesar de la poca transparencia en la gestión. En los juzgados tiene la CGT la “absorción” de los fondos sociales de Móviles, una decisión irregular por la que tendrá que decidir el Tribunal Supremo.
Más flagrante es lo que han hecho con el Comité Central de Seguridad y Salud, por el calado de la comisión: nuestra salud. El CCSS está compuesto por 8 miembros que, a partir de ahora, se repartirán entre esas dos únicas fuerzas, antes acudíamos cinco sindicatos. Imaginamos que se ven con ganas y no necesitan echar mano de aquel viejo refrán que dice que ven más cuatro que dos ojos.
En fin, que parece claro que este será el talante del bisindicalismo en esta nueva legislatura: el absolutismo.
Y en esa misma clave de absolutismo, hemos tenido que aguantar la sorna del presidente electo que, con el gesto burlón que le caracteriza, despachó las propuestas de solidaridad con la huelga de contratas Movistar diciendo que ya había un acuerdo. ¿Se refiere al acuerdo del bisindicalismo con la patronal al que han llegado sin consultar con los huelguistas? ¿A ese intento rastrero de reventar la huelga de gente explotada que lleva más de un mes sin cobrar porque no soporta unas condiciones laborales de miseria?
Pero ellas y ellos lo tienen claro: en asambleas y movilizaciones realizadas en Barcelona, Sevilla, Madrid, Bilbao se han ratificado en la necesidad de continuar con la huelga indefinida y con las reivindicaciones acordadas y consideran insultante el acuerdo alcanzado entre patronal y CCOO-UGT. No reconocen a estas organizaciones como las interlocutoras de sus reivindicaciones sino que las ven como las mensajeras de la patronal.
Eso a pesar de que la prensa sólo se hace eco de las detenciones de huelguistas por presuntos sabotajes o coacciones, acusaciones completamente infundadas. Ojalá lo hubieran hecho del «sabotaje» de Telefónica a la Ley de Huelga al poner a trabajar a la plantilla de TdE en las averías y trabajos de las contratas que la secundan.
Ellos, la patronal, cuentan con el silencio mediático que impone el cesar de las comunicaciones, los mismos que han puesto en marcha esta campaña de criminalización a la que el absolutismo suele acudir para anular la legítima lucha de quienes exigen dignidad social y laboral. A pesar de ser conscientes de que es como la lucha de David contra Goliat, los huelguistas han decidido mantener su lucha y siguen saliendo a la calle para decir: ¡Nos habéis quitado tanto que nos habéis quitado hasta el miedo, por eso seguimos luchando por nuestra dignidad con todas nuestras fuerzas!
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