Siguen … ¿Seguimos?

Aupa.

Siguen los ERE, los desahucios, el paro, el terrorismo machista, los recortes, la privatización y mercantilización de lo público, la explotación laboral, la fuga desesperada al exilio de subsistencia de jóvenes superpreparados -y no tan jóvenes y tan preparados-, gracias o a pesar del maltrecho sistema educativo españistano, aunque sobradamente explotables. Siguen vigentes y a pleno rendimiento todas las herramientas del sistema que proporcionan la coartada legal para permitir todo lo anterior, ahondando la desigualdad en este estado que ya es plusmarquista europeo en esa materia: reformas laborales que facilitan y abaratan el despido entre otras lindezas, medidas que reducen cotizaciones e impuestos a empresas, rentas del capital y grandes fortunas, simultaneado con aumento de carga a los ingresos salariales (0) y el consumo (1) -lo que toda la vida se llamó sistema fiscal injusto-, el ‘reajuste’ salarial -eufemismo de trabajar más por menos dinero (2)-, las derivadas de la ‘gestión pública’ que, generalmente, no actúa para la mayoría sino para favorecer a la élite de la que forma parte, dando fluidez a la distribución injusta de la inversión, del gasto público, del acceso al capital, el conocimiento y la tecnología, tomando decisiones políticas no regidas por criterios de justicia social, sino de conveniencia y connivencia.

Lógicamente todo esto se traduce en protestas de quienes, percatados de que la lucha de clases es una realidad -y las populares vamos perdiéndola- nos negamos a someternos. Porque será legal, pero no es justo y nos quema la indignación. Quizá sea eso lo que hay que modificar, el hecho de que sea legal tanta injusticia y tanta desigualdad y que parezca ‘normal’ que la brecha se haya convertido en abismo. Y aquí surge otra necesidad del sistema: dificultar hasta impedir la protesta y criminalizar a quienes se atrevan a dejarse llevar por la crítica y la resistencia. Y ahí siguen las leyes mordaza -seguridad ciudadana, reforma código penal, seguridad privada- y el resto de conocidas restricciones de ciertos ‘derechos’ como la huelga (¡servicios mínimos del 90% y solucionado!). Sigue la impunidad y el despilfarro de cargos que no se despegan de la poltrona ni con aceite hirviendo, y la no aplicación de la ley ‘a todos por igual’ -que no creemos por mucho que lo repitan todos los borbones que en el reino son-, los indultos inexplicables aunque ya no salgan en portada. Ahí están los jueces que ayer fueron policías franquistas llevando a la cárcel preventiva a unos peligrosos titiriteros -y su apologético cartel de atrezo, poderosa arma de destrucción masiva- pero dejando en libertad mientras espera el juicio al último pederasta. Aquellos obligados a ir a diario al juzgado y este solo cada quince días. Recordando a Ghandi, la gente tiene la obligación de desobedecer las leyes, normas y reglamentos injustos y de luchar contra su aplicación y sus aplicadores.

Y ya no vale votar cada vez que nos lo piden. No solo. Elegir a quien tome las decisiones por ti no es democracia. No solo. Ahí andan de bronca los partidos, todos culpando al otro de su fracaso e incapacidad, todos con sus cálculos cortoplacistas, de tácticas dominando a la estrategia y no al revés, aunque no sirviera de nada hacerlo bien si esta no tiene por objetivo servir a quien representan y perseguir lo que prometieron en campaña. La responsabilidad siempre es ajena, nunca propia, de mi organización o mi líder, discutido o no. Y el corrupto gobierno en funciones haciéndose el insumiso, porque sea legal/constitucional, o no, negarse a reportar su actividad al congreso es, sencillamente, antidemocrático o, como despacharía mi abuela “de bofetón”. Las políticas adoptadas por muchos gobiernos, en el norte y en el sur, incluyendo supragobiernos como lo que llamamos ‘Europa’ por estos barrios, abocan a millones de personas a vivir en una situación de pobreza perpetua. Y esto ya no es debido a lo que decía Pierre-Joseph Proudhon -“Europa está enferma de ideas y de orden; está entrando en una era de fuerza bruta y desprecio de principios…” (4)-, que también, sino a la traición y el abandono de las organizaciones ‘de izquierda’ y el empeño de todas de gestionar el capitalismo y, además, bajo la óptica de la austeridad. Un detalle de lo más golfo para terminar: ahora el BCE, además de comprar deuda pública de los estados va a adquirir deuda de empresas. La cuadratura del círculo ya fue superada por maestros como estos Draghi, Dijsselbloem y compañía.

(0) A pesar de la reciente, electoral e ineficaz ocurrencia del gobierno del PP: la rebaja parcial de tipos IRPF. No deberá sorprendernos descubrir que, casualmente, el monto del desvío del cumplimiento del déficit exigido por ‘Europa’ -integrado en la constitución española a matacaballo mediante acuerdo PP-Psoe y negado mil veces en los últimos meses- guarda estrecha relación con esta medida. Quisieron vender justo antes de elecciones la idea, más falsa que un billete de 15 euros, de que la economía va tan bien que se pueden bajar impuestos.

(1) Hace aproximadamente un año que un estudio la OCDE -organización poco sospechosa de ser de izquierda- confirmaba que en España la distancia económica entre arriba y abajo, como diría Coco de Barrio Sésamo, es mayor tras la aplicación de las políticas fiscales públicas que antes de hacerlo (antes de impuestos y beneficios). Es decir, la riqueza queda peor repartida después de que hacienda redistribuya, recalcule, reajuste lo que cada cual debe aportar al estado en función de lo que tiene y gana. Esto equivale a afirmar que las políticas creadas por parlamentos y aplicadas por gobiernos -sean del color que sean- hacen más injusto el reparto, a pesar de ser ‘democráticamente’ elegidos para lo contrario.

(2) Todo vuelve (o no se fue): en 1817, el economista clásico David Ricardo, publicó el folleto “Ley de hierro de los salarios” en el que argumentaba sobre la tendencia ‘natural’ de los salarios hacia un nivel mínimo, que corresponde a las necesidades mínimas de subsistencia de la clase trabajadora. Así, cualquier incremento en los salarios sobre este nivel llevará a un incremento de la población, y entonces el aumento de la competencia por obtener un empleo hará que los salarios se reduzcan de nuevo a ese mínimo. ¿Nos suena? A ver si al final van a tener razón esos locos que dicen que el problema es el trabajo asalariado en si mismo.

(3) Reformar se dice ahora, sobre todo desde que no se lo quita de los labios el señor Rivera, ese nuevo líder dinámico y audaz, curtido en mil debates en los que cree ser especialista por su hábil manejo de frases hechas, tópicos y ‘lugares comunes’. Es una pena que no se le recuerde su pasado no tan lejano -sí, era un chavalito entonces-, ese de las fotos con los colegas y el brazo en alto, bien extendido.

(4) La fuerza bruta no termina con la agresión de la policía macedonia a migrantes malviviendo en Idomeni (11000 personas), con la penuria en El Pireo (4000 migrantes) y Lesbos y… Del ‘welcome refugees’ no queda ni la etiqueta. La vergüenza de nuestros europeos estados.

Salud