Comité Intercentros extraordinario 28 marzo: Otra oportunidad perdida

Después del Pleno extraordinario del Intercentros los trabajadores sancionados con el despido están más cerca del día del juicio…

…no diremos nosotros que fuese el juicio final aunque vistos los términos en que suele plantear las cosas el sindicato al que pertenecen sí pareciera que el mundo dejará de girar ese día si la Audiencia Nacional estima las demandas de la empresa y declara ilegales las huelgas convocadas en su día por dicho sindicato y que apenas han servido para algo si nos atenemos a su propia y más reciente valoración y puesto que sólo las convocatorias de CGT han dado la adecuada cobertura a las movilizaciones en O+M en su día y aún hoy en Negocios y Profesionales.

En ese sentido, mantener en el Comité Intercentros la pretensión empresarial a que todos renunciemos en el presente y en el futuro a movilizaciones similares reconduciendo los conflictos a los foros previstos en el actual convenio constituye además de una falta de respeto, una soberana estupidez ya que aun en el supuesto de admitir pulpo como animal de compañía, no tendría valor alguno (ni moral ni legal) ya que no es posible renunciar a derechos fundamentales como la Huelga o la Negociación Colectiva.

Eso lo sabe la empresa, todas y cada una de las organizaciones que avalan el actual convenio en los términos de sobra conocidos (están en su derecho a equivocarse) y los estudiantes de primero de carrera de derecho; por ello, no debería costarles nada, ni a los unos ni a los otros, eliminar cualquier referencia o sugerencia a esa abdicación que nos exigen, ante el aparente esfuerzo de maquillaje de su propuesta reconociendo, aunque sea implícitamente, que los comités de huelga son foros adecuados para la resolución de los conflictos.

La intransigencia de un sindicato que atiende a los trabajadores según le conviene (elecciones sindicales, por ejemplo) no justifica la obcecación de empresa y otros sindicatos. La confusión no hace sino, por ejemplo, perjudicar la discusión que CGT mantenía con Telefónica para la resolución más satisfactoria posible en las justas reivindicaciones de los trabajadores y las trabajadoras de Negocios y Profesionales. La actitud desmovilizadora de una organización, poco respetuosa con la discrepancia, incluida la de quienes están del lado de los currantes, probablemente sirva a la empresa para desmerecer el esfuerzo de los huelguistas y presionar a la baja en su oferta como demostraría el documento recientemente enviado a nuestra organización; un documento demasiado genérico, nada concreto en el compromiso por lo tanto, y lejos de responder minimamente a la especial preocupación de este colectivo que son los turnos y la consiguiente conciliación de la vida familiar y laboral.

Pero ya que la espantada de los guardianes de la esencia obrera exige la convocatoria de un nuevo Comité Intercentros extraordinario, si efectivamente se quiere evitar el juicio ante la Audiencia Nacional el próximo 25 de abril y los evidentes riesgos que representa para todos la sentencia de sus señorías fuese cual fuese su sentido, confiemos en que el sentido común presida esa reunión y sume el consenso suficiente. Sin duda, la CGT sabrá estar a la altura de las circunstancias.

Ese esfuerzo lo esperan, sobre todo, diez familias que están a las puertas de la consulta del psicólogo si es que no lo visitan ya pero también todos y cada uno de los trabajadores y las trabajadoras de Telefónica que no entienden ver a sus representantes entretenidos en disputas artificiales mientras no se atienden adecuadamente sus problemas: traslados forzosos provinciales, reestructuraciones organizativas, formación inadecuada, chapuzas en la clasificación profesional, monopolio en la gestión y el control de nuestros ahorros, promociones indebidas etc, etc.

Ya se sabe….de aquellos polvos estos lodos; es mala cosa mezclar las reivindicaciones laborales con la reacción a una conducta empresarial impropia de patrones que presumen de ser ejemplo de responsabilidad social corporativa, atacando el torpe ejercicio de un derecho fundamental con la aberración del despido.

Al final nos encontraremos con que los conflictos laborales se cierran en falso; la negociación colectiva de la que todos debemos ser protagonistas resulta desprestigiada, los derechos fundamentales burlados o puestos en cuarentena y el sin vivir de muchos hipotecado por la decisión de tres jueces y su paciencia.

Quien sabe, quizás como en aquella novela de Saramago, el pueblo que trabaja repugnase la falta de inteligencia, la nula prudencia y el fundamentalismo ( a cada cual le toca lo que le toca) y castigase esa actitud llenando de soledad las urnas. Pero claro, eso es una película y por tanto mera ficción.

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