Elecciones al plan de pensiones

El 8 de enero se constituyó la mesa electoral para la renovación parcial –2 de los 10 miembros que representan a la parte social, el resto, 4, representan a la empresa– de la Comisión de Control del Plan de Pensiones de Telefónica SAU.

No hay que olvidar que es el Tribunal Constitucional quien obliga a convocar estas elecciones al considerar discriminatorio que las personas pasivas con el plan en suspenso o beneficiarias –más de 20.000– no estén representadas en la comisión.

El 21 de febrero serán las elecciones para elegir 2 miembros de la Comisión de Control

Recientemente, quienes están suscritos al plan –un porcentaje muy pequeño decidió no hacerlo tras la estafa de la ITP– recibieron en sus buzones particulares información de la gestora –Fonditel, participada por CCOO, UGT y Telefónica al 15, 15 y 70% respectivamente– de uno de sus productos: PI Red Básica, junto a un boletín de adscripción/movilización.

Esto, unido a la lamentable rentabilidad del plan, ha generado más pánico, si cabe, entre participes y beneficiarios.

Porque quienes no lo pueden movilizar –activos– se sienten desprotegidos ante una posible avalancha de bajas de quienes sí lo pueden hacer –personas pasivas en suspenso y beneficiarias que todavía no lo han movilizado–, que intuyen que la «invitación» se debe, precisamente, a que sus antiguos compañeros y compañeras se lo están llevando a planes más rentables.

Un desatino que la propia comisión de control ha criticado a la gestora, que es lo mismo que decir que se critican a ellos mismos, pues, como el viejo dicho de poner al zorro a cuidar a las gallinas, compaginan el papel de gestores y de controladores de la gestora. ¡Demasiados años zorreando! ¿No? Si además en sus informes reconocen que el nivel de exposición «en renta variable ha pasado del 26,69% al

29%, básicamente a través de un incremento en nuestra

posición en USA», reduciendo la cartera de renta fija en España mediante la venta de bonos y obligaciones del estado, bonos ICO y del Santander –¡Bonita manera de arrimar el hombro en época de crisis!–, Lo único que se nos ocurre es preguntarnos: ¿Volvemos a las andadas?¿Les han parecido pocas las brutales pérdidas de estos últimos años?¿A quienes estamos sufragando con nuestro dinero? CGT quiere ir a estas elecciones con la única intención de «iluminar» un oscuro proceso amparado por un engañoso reglamento que, desde su redacción inicial, ya se decía representante de «los intereses » y no de los participes y beneficiarios. Cuya comisión de control no es capaz de mejorar las prestaciones: no se incluye, por ejemplo, el rescate por desahucio. Que ha tardado dos años en obedecer al constitucional: la sentencia es de noviembre de 2010, durante todo este tiempo sus decisiones son impugnables ante los tribunales. Que no es capaz ni tiene intención de controlar a la gestora, y que, sobre todo, no informa al propio comité que lo eligió a dedo.

CGT quiere ir a estas elecciones con la única intención de «iluminar» un oscuro proceso

No queremos engañar a nadie: Ni somos economistas, ni queremos serlo. Desde el principio, tras el fiasco de la ITP, sabíamos que la creación de los planes de pensiones privados, como el nuestro, eran el principio del fin de los sistemas de pensiones públicos. Por eso nos opusimos.

Ahora, con la excusa de la crisis, los medios de comunicación ya avisan de que el inminente rescate será a cambio del aumento de la edad de jubilación y la privatización definitiva del actual sistema de pensiones, el mismo camino que están siguiendo servicios básicos como la educación y la sanidad.

Sabemos que existe una economía diferente, una economía del reparto y de la solidaridad, muy distinta a la que practican estos economistas que, al dictado del capital, y con precisa ejecución de los políticos, han generado una economía irreal basada en la especulación. Malabaristas de las finanzas capaces, con nuestro dinero, de especular con el precio de nuestras propias viviendas –la burbuja inmobiliaria– o, más horrible todavía, con el precio de los alimentos de la población mundial.

¿Orgullosa de vivir en «el libre mercado»?

Las muertes por hambre en el llamado tercer mundo son consecuencia de la dejadez y la burocratización del primero, el mundo rico, occidental, civilizado. Ese que tiene y pone los medios para intervenciones humanitarias –la fórmula moderna de llamar a las guerras en los medios masivos de manipula… eeeh… información- cuando hay, por ejemplo, petróleo que rascar pero no para evitar desastres de este tipo. Las hambrunas no sólo se deben a las sequías y malas cosechas, sino al propio sistema económico global de mercado (capitalismo para los amigos) que permite que un puñado de gente pueda enriquecerse manipulando los precios de los alimentos. Por ejemplo en bolsa es posible comprar toda la cosecha futura de tal o cual cereal de uno o varios paises y jugar, especular con ella para obtener un benefício astronómico causando, de paso, el sacrificio de miles de congéneres que no pueden pagar su papeo. Tan legal que da asco. Si participas de ese mercadeo asesino jugando (hasta el verbo es ofensivo) en bolsa, como tantas compañeras en nuestra empresa que se jactan de ello, no te conviertes en Eichman pero colaboras en esa ‹solución final› para aquellas personas que son las parias de la tierra por haber nacido donde las parió su madre.

Fondos Éticos

Los denominados fondos de inversión éticos son aquellos en los que, a la hora de invertir, prevalecen determinados valores sociales, además de los estrictamente financieros.

Estos fondos, en la práctica, no dejan de ser un producto netamente capitalista que busca la obtención del máximo beneficio. Bajo esta premisa, para la mayoría de estos fondos la realidad consiste en poner un «toque» solidario o ecológico a las inversiones.

En algunos países organizaciones religiosas, ONG´s, grupos ecologistas o «bancos éticos» avalan la transparencia y ética de las empresas participadas en estas carteras. En España son las propias instituciones financieras –las multinacionales de la banca– las que impulsan sus fondos éticos de la mano de algunas ONG´s que dan su nombre a cambio de dinero, lo que en la práctica supone cierto relajo a la hora de velar por el cumplimiento de los criterios éticos –positivos o negativos– que deben caracterizar a las empresas de los fondos en cuestión.

No obstante existen iniciativas como cajas y cooperativas de ahorro que se mueven en el ámbito de lo que se le llama ‹economía social› y que ofertan productos financieros mediante los cuales se contribuye al desarrollo de las comunidades en las que operan, hablamos de inversiones éticas, ecológicas o solidarias que, a pequeña escala, transforman la sociedad e introducen

Existen inicitiativas como cajas y cooperativas de ahorro que se mueven en el ámbito de lo que se llama «economía social»

Existen, pues, alternativas a la inversión especulativa, únicamente es necesario un cambio de enfoque de quienes gestionan el plan de pensiones, al menos de la parte social –partícipes y beneficiarios–, no esperamos un cambio de quienes de forma nefasta han venido utilizando el fondo de todas y todos para favorecer la posición de determinados valores en el mercado, buscando beneficiar a quienes en realidad no se están jugando sus pensiones futuras.

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