Ya que hacéis un repaso a lo que ha pasado en verano, hay que recordar que el cálido trimestre también ha sido el del accidente ferroviario de Santiago, feo asunto este de querer depositar toda la culpa y sus consecuencias sobre una única persona que nunca debió tener en exclusiva la responsabilidad de tantas vidas. Somos humanos, no máquinas. Cabe el error o el descuido, por eso debe ser previsto y poner los medios para evitarlo. Nunca debió pasar y así hubiera sido si la seguridad se planifica, instala y mantiene correctamente, algo que no sucede si no hay voluntad de hacerlo. Y la causa de esa falta es exclusivamente económica: no está todo controlado y con los mejores sistemas porque cuesta dinero. Los últimos responsables son los presidentes de ADIF y Renfe, pues son también los últimos responsables de las cuentas de sus entes, esas de las que no salió la inversión necesaria para extremar la seguridad y evitar muertes.
Ya que hacéis un repaso a lo que ha pasado en verano, hay que recordar que el cálido trimestre también ha sido el del accidente ferroviario de Santiago, feo asunto este de querer depositar toda la culpa y sus consecuencias sobre una única persona que nunca debió tener en exclusiva la responsabilidad de tantas vidas. Somos humanos, no máquinas. Cabe el error o el descuido, por eso debe ser previsto y poner los medios para evitarlo. Nunca debió pasar y así hubiera sido si la seguridad se planifica, instala y mantiene correctamente, algo que no sucede si no hay voluntad de hacerlo. Y la causa de esa falta es exclusivamente económica: no está todo controlado y con los mejores sistemas porque cuesta dinero. Los últimos responsables son los presidentes de ADIF y Renfe, pues son también los últimos responsables de las cuentas de sus entes, esas de las que no salió la inversión necesaria para extremar la seguridad y evitar muertes.