Entre todos los balances publicados este final de año destaca, por su modestia que apenas ha ocupado una columna en los periódicos y un minuto en la televisión, el de las mujeres asesinadas a manos de sus parejas. La cifra oficial que es de 45 muertas, ha sido desmentida por las asociaciones feministas que calculan 58. La propia Administración de Justicia reconoce que cuatro más se hallan en “investigación” para determinar si se trata realmente de violencia de género, porque según la extravagante cualificación legal de nuestra ley solamente se puede considerar como tal la que se produce por un maltratador que tenga relación afectiva con la víctima. De tal modo, quedan excluidas de esa protección las madres de los asesinos –una de las víctimas de este año lo fue de su hijo-, las hermanas, las hijas, las sobrinas- otra lo era de su asesino-, las acosadas sexualmente por su maltratador sin relación afectiva –otro verdugo mató a la novia de un amigo-, y por supuesto las prostitutas.
Artículo original de Lidia Falcón en Público.es