Categoría: Formación y selección

29M hacia la Huelga General, La crisis, los recortes y la reforma laboral

Por mucho que nos quieran convencer de que somos responsables de esta nueva crisis, y de que los recortes de nuestros derechos son el único camino posible para solucionarla; no nos resignamos porque sabemos que los causantes de la crisis son ellos: banqueros y grandes empresarios, ricos oligarcas que se reunen en torno a las mesas del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la Organización Mundial del Comercio, para parir politícas de hambre y destrucción que aplican con sometimiento los gobiernos de turno, de uno u otro signo.

Políticas bancarias como en España, que generaron una burbuja especulativa, como la del ladrillo, alimentada por el abaratamiento del dinero que provocó una espiral de precios que endeudó a la mayoría de la población, generando una gran deuda privada.

Políticas empresariales, cuyos ejecutores, enfermos de avaricia, exigen una alta productividad a cambio de congelar salarios y precarizar, mediante una y mil reformas laborales, un mercado laboral que ha conseguido reducir el poder adquisitivo de la mayoría de la población y con ello el agravamiento de ese endeudamiento privado.

No en vano tenemos los salarios más bajos de la OCDE (junto con Grecia y Portugal) pero al mismo tiempo mayor nivel de desigualdad salarial. Según la «Encuesta de Estructura Salarial» el sueldo más frecuente se sitúa en 15.500 euros al año: mileuristas en su salario neto y con dos pagas extras. Según el Instituto Nacional de Estadística el 34% de las personas trabajadoras cobran entre 1 y 2 veces el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), mientras que otro 10% cobra menos que el SMI.

¿Quién examina al examinador?

Desde que la compañía tiene cien por cien capital privado, las oposiciones han dejado paso a los concursos de méritos. Este método de selección, mucho más subjetivo y menos transparente, provoca mayor malestar entre quienes se presentan a él. La postura de CGT en estos procesos siempre fue muy clara: velábamos por un proceso limpio.

Te presentas a un concurso de méritos con la misma fe que echas un boleto a la primitiva. Y no es porque no confíes en tus conocimientos y capacidad, que serán mayores o menores, según el caso; sino porque frente a un proceso tan subjetivo sólo la divina fortuna es la que te tiene que acompañar para conseguir tu objetivo.

El primer escollo importante a salvar es el currículo, que es corregido con una «planilla» que elabora no se sabe quien, basada en una fórmula tan magistral como la de la Coca Cola, de la que muy pocas personas conocen su secreto, o por lo menos el sigilo que exigen así lo hace pensar.